Los síntomas y causas de la esofagitis

Una de las afecciones más populares en la actualidad es la esofagitis, la cual afecta de manera directa el estómago y el esófago.

En la actualidad, muchos factores favorecen a que las paredes del estómago se debiliten, pero el mayor de ellos es la mala alimentación.

Durante 5, 10 y hasta 20 años ingiriendo en exceso bebidas alcohólicas, alimentos saturados de grasas, entre otros alimentos daniños, van debilitando las paredes del estómago y cuando se genera acidez hay un daño severo.

Ese daño, que provoca dolores severos, se conoce como la esofagitis.

Además, hay ulceraciones que generan en infecciones tan fuertes que provocan tensión abdominal.

Básicamente las personas con la esofagitis sienten dos síntomas:

  • Dolor en el centro del pecho (por detrás del esternón) o en el estómago.
  • Disfagia y dolor al tragar que se localiza en el pecho.

Pero además, la persona tiene tos frecuente, ronquera o picazón en la garganta, entre otros.

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Causas de la esofagitis

Las causas mas comunes de la esofagitis son:

  • El reflujo gástrico genera una fuerte afección en las debilitadas paredes del estómago provocando una intensa inflamación.
  • Muchos casos se deben a infecciones bacterianas pero que además pueden ser provocadas por un sistema inmune muy débil.
  • Exceso de medicinas que generan acidez estomacal.
  • Alimentos que provocan acidez.
  • Una esofagitis crónica puede generar estrechez en el esófago lo que dificultará el paso de alimentos.

Pero además, cuando llega a niveles de dolor intenso, puede generar perforaciones en el esófago generando mayores problemas en el aparato digestivo.

Cabe destacar que se diagnostica mediante una esofagoscopia la cual permite determinar el daño real de la afección.

Cuando una esofagitis es detectada a tiempo, los tratamientos suelen ser efectivos y permiten una recuperación del esófago.

¿Cómo tratar la esofagitis?

Aunque lo primero es visitar al médico, todo paciente debe entender que la primera medida es una adecuada alimentación.

Es posible que, si tiene un origen bacteriano o por hongos, un tratamiento mediante antibióticos puede acelerar la mejora.

Además hay que evitar las bebidas que generan mayor reflujo gástrico.

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