¿Has escuchado del acné quístico?
Has escuchado del acné quístico, y si quizás no lo has escuchado, mucho menos sabrás cómo enfrentarlo; lee a continuación y entenderás un poco más.
Primero debemos señalar que el acné es un proceso inflamatorio que afecta a la unidad pilosebácea.
Se produce como consecuencia de un aumento en la producción de grasa y un taponamiento de los folículos, sobre los que aparecen fenómenos inflamatorios e infecciosos que causan puntos blancos, puntos negros y granos.
Pero el acné quístico es severo y suele aparecer en la zona de la barbilla y mandíbula y, aunque nunca termina de salir al exterior, sí se presenta una protuberancia en la piel, que suele ser bastante incómoda y, sobre todo, muy dolorosa.
“El acné es una patología inflamatoria que afecta al folículo piloso y a la glándula sebácea que se asocia a él.
Dependiendo de dónde predomine el componente inflamatorio, se pueden sufrir lesiones papulopustulosas (granitos rojos o blancos) o noduloquísticas, que son más profundas y afectan principalmente a la glándula sebácea o a la parte más interna del folículo piloso, situado en la dermis.
En el caso de las mujeres, el acné suele aparecer en chicas de 15 a 25 años y está provocado por factores hormonales, y a otros componentes genéticos y psicológicos.
Algunos métodos contra acné quístico
Pero el acné quístico, al presentarlo, lo primero que deberías hacer es acudir a un especialista para que pueda valorar tu caso.
Uno de los tratamientos más comunes es la aplicación de retinol.
Por otro lado, ante la presencia del acné quístico es importante que tengas en cuenta combinar los productos tópicos con otros orales, como doxiciclina o isotretinoína.
Para luchar contra el acné quístico, es importante que uses un tratamiento de oxigenación, que manipula la piel con la intención de equilibrar la producción de la glándula sebácea en el que se aplican activos antiinflamatorios que ayudan a equilibrar el Ph cutáneo y la producción sebácea.
La sesión se finaliza con terapia de luz LED.
El dermapen es otra de las herramientas pata luchar contra el acné quístico, estos aparatos funcionan por medio de microagujas que se insertan en la piel generando un daño que supone un estímulo para la regeneración de la misma.
Su uso no está exento de riesgos, así que lo más aconsejable es consultar con el dermatólogo o médico estético si se quiere incluir este tipo de tratamientos en la rutina de mejora de las cicatrices de acné.
Un peeling es un proceso de exfoliación que permite disminuir las capas superficiales de la piel consiguiendo una renovación de la piel del rostro.
Resulta importante incluir ácidos exfoliantes en la rutina de cuidado de la piel.
De igual modo, los aminoácidos como el ácido salicílico o el ácido lactobiónico ayudan a equilibrar la piel, regulando el exceso de sebo y favoreciendo la renovación para tener un rostro liso y uniforme.
Y finalmente, sin darte cuenta, quizás los sucios de la almohada pueden obstruir los poros de la cara.
Para evitar este problema, toma precauciones: cambia la funda al menos una vez a la semana o usa una de seda.
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