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Toxoplasmosis en el embarazo: ¿Qué riesgo supone y cómo debe ser tratada?

La toxoplasmosis en el embarazo puede resultar perjudicial pues se trata de una infección que se le puede pasar a un feto si la madre resultó infectada durante la gestación.

Como se conoce esta infección se propaga al feto a través de la placenta. La mayoría de las veces, la infección es leve en la madre. La mujer puede no ser consciente de que tiene el parásito. Por lo que es importante que conozcas el riesgo que puede correr una mujer y las formas de tratarla.

La toxoplasmosis en el embarazo

Para empezar es importante que sepas que el primer trimestre es el momento en el que la toxoplasmosis puede causar mayores daños en el bebé porque las probabilidades de infección van aumentando con la edad gestacional, mientras que la gravedad de la infección disminuye.

Ciertamente, la mayoría de las personas sanas que están infectadas con toxoplasmosis no presentan signos ni síntomas y no saben que están infectadas. Sin embargo, algunas personas desarrollan signos y síntomas similares a los de la gripe, que incluyen: Dolores del cuerpo. Ganglios linfáticos inflamados, por lo que debes estar atenta.

En el caso de tu bebé tenga toxoplasmosis, se recomienda como tratamiento la pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico (leucovorina). El médico de tu bebé deberá controlarlo durante el tratamiento con estos medicamentos.

Aunque son numerosos los fármacos disponibles, el tratamiento de elección es la combinación de pirimetamina con sulfadiacina, que es capaz de controlar la fase de replicación rápida (fase aguda de la enfermedad), pero sin embargo no actúa sobre los quistes.

Para quienes tienen un sistema inmunitario debilitado o es una persona embarazada, se debe tomar medidas para prevenir la toxoplasmosis.

¿Que no comer si tengo toxoplasmosis?

Fuera de casa mejor lo mejor es no comer verduras crudas. Evita ingerir productos lácteos de leche cruda, pescado crudo, marisco crudo, carne cruda y huevos crudos. Evita productos de charcutería que no estén cocinados (terrinas, patés, foie-gras, jamón serrano, etc.)

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