Maternidad añosa: Retos de las madres después de los 35 años
La maternidad añosa puede presentar tanto beneficios como desventajas. Ser madre después de los 35 es todo un reto, y hablaremos acerca de ello.
Claramente la maternidad en nuestro contexto geográfico se está retrasando cada vez más por diferentes motivos.
El desempleo, la brecha salarial, el difícil acceso a la vivienda… son factores que influyen en que las mujeres decidan ser madres cada ve más tarde.
Un estudio indica que la edad media de las mujeres, para tener su primer hijo en 2020 fue de 31,2 años.
El mismo informe señala que un 88% de las mujeres que tenían 30 años, aún no tenían hijos.
Obviamente, hay diferencias entre tener una maternidad añosa y ser una madre joven.
Pero ¿Qué ventajas tiene ser madre después de los 35? o ¿Cuáles son los riesgos de una maternidad añosa? Son puntos claves a tratar.
Te puede interesar: ¿Cómo saber si soy fértil? No podrás creer lo fácil que es comprobarlo
Ventajas de una maternidad añosa
La madurez y la experiencia son una de ellas. Por lo general, cuando pasas la treintena ya has tenido suficientes experiencias vitales, como para saber lo que quieres y cómo conseguirlo.
Eres una mujer adulta con la cabeza en su sitio, y puedes tomar la decisión de ser madre de una manera más responsable y consciente.
Aun te queda mucho por disfrutar y vivir, y lo puedes hacer acompañada por tus hijos.
También cuentas con estabilidad económica, ya que al pasar los 35, seguramente tienes tu situación profesional y financiera afianzada.
Tener un hijo es una enorme inversión económica, por lo que disponer de cierta comodidad en cuanto al dinero, supone una gran ventaja.
Otra ventaja, es que la maternidad añosa suele ser mucho más consciente, deseada y responsable que cuando la madre está más cerca de los 20 o la adolescencia.
Después de los 35 las mujeres están mejor informadas y experimentadas, y además son mucho más pacientes.
Las desventajas después de los 35
La fertilidad femenina a partir de los 35 va cayendo en picado debido al agotamiento de la reserva ovárica o la existencia de otras patologías.
También, los óvulos pierden calidad, de manera que concebir un hijo de manera natural puede ser complicado.
A partir de los 35 años la fecundidad de la mujer desciende un 30% y a partir de los 40 un 80%.
Por otra parte, ser mujer de más de 35 años es un factor de riesgo que puede comprometer la viabilidad del embarazo.
Además, los embarazos «añosos» implican mayor riesgo para la salud de la madre.
Hay más posibilidad de desarrollar preeclampsia, diabetes gestacional o partos complicados que terminen en cesárea.
Otro factor, son el cansancio y la energía. Después de los 35, los ánimos no son los mismos.
La espalda se resiente, el sueño se acumula y las fuerzas flaquean cuando te enfrentas a las cotidianidades de tus hijos.
Por ello, el autocuidado en las mamás de 35 años es especialmente importante. Se requiere tener mucha vitalidad para afrontar la jornada de los niños, y luego del trabajo.